Opiniones

La inseguridad: Cuidado que el remedio puede ser peor que la enfermedad

Por Cesar Ortiz Anderson

Estamos viviendo, que duda cabe, un fenómeno de violencia sin par; pero como todo hecho social, hay que examinarlo con lentes diferentes a los que siempre usamos; justamente para no seguir haciendo siempre más de lo mismo, frente a una realidad social compleja, difícil y sobre todo grave, que se complica por el bajo nivel de compromiso gubernamental de nuestros mandatarios de hoy cuyo desconocimiento y falta de experticia en esta problemática de la inseguridad  es alarmante y que lamentablemente  sufrimos, aunque debemos reconocer que no es de ahora, sino desde hace mucho tiempo.

Nuestro país tiene un valor geopolítico mundial singular, no es una casualidad que nuestra historia en el tiempo haya experimentado episodios sumamente importantes como el incanato, el virreinato, la emancipación, etc. y se ha mantenido así, en una hegemonía de desarrollo, no tanto por la buena gestión de los gobernantes de turno, sino por el privilegio de estar entre los 20 países geográficamente más grandes del mundo, con riquezas diversificadas en su  naturaleza, su flora,  su fauna, su potencial minero, etc., lo que hace, que se mantenga en la mira del interés mundial representados por las grandes potencias internacionales, cada vez más degradadas por fenómenos como el cambio climático, las guerras y sus secuelas de hambre, miseria y desmoralización que genera.

Ante este escenario, nuestro país, así como algunas naciones de la Región Suramericana, se han convertido en la “perita dulce” que hay que comerse; y no han encontrado mejor manera, de hacerlo a través de la generación del caos social, cultural, político, económico, etc. y el instrumento que están utilizando son las corrientes ideológicos plasmadas en el socialismo antesala del comunismo que tiene en el continente americano como referentes los postulados del foro de Sao Paulo (1990), el Grupo de Puebla (2019),  la Agenda 2030 (2015), etc. , fenómeno trasnochado que ha fracasado en otras partes del mundo por su inaplicación y  negativos resultados dada la sempiterna imperfección del hombre aprovechándose de la desilusión, desapego y frustración de hombres y mujeres de bien, que desinformados, son atraídos por promesas ilusorias  que genera que no se identifiquen con el Orden y Sistema Democrático, el mismo que, no es protegido por las autoridades más bien son exacerbados con sus conductas disfuncionales ante la corrupción y comisión de delitos de graves que agravia a la sociedad en general.

Y como si fuera poco, encuentran a Perú como destinatario de los antojos políticos gestados desde el exterior, mediante fórmulas que han venido pasando inadvertidas, y que se han dado en el tiempo, por la crónica indiferencia,  irresponsable desconocimiento de todos nosotros, que no hemos advertido, que este caos que vivimos, no son tan sólo actos delictivos traducidos en robos, asesinatos, sicariatos, extorsiones, etc., ejercidos con inusitada violencia; sino que lleva un componente que los engarza, y es que lo que se trata es destruir la sociedad peruana e imponer el socialismo; pues en política nada es casual, todo es causal, pues esta problemática, no afecta sólo a Perú, sino  también a otros países de las Región Suramericana cuyos mandatarios, coincidentemente son gobernantes con notorias simpatías con esta ideología; y esto se va a seguir agravando y puede hasta hacernos desaparecer como nación; y para ello, solamente se necesita mantener el statuo quo que sufrimos  y que se produce por lo siguiente:

- No reconocer que este binomio jurídico llamado “Seguridad Ciudadana” cuya data es nueva en la legislación nacional -aparece recién en la Constitución Política de Perú 1993- que su existencia y vigencia tiene en su exposición de motivos que obra en el Congreso de la República un texto que es pobrísimo, confuso, difuso, invasivo funcionalmente e ininteligible jurídicamente y eso no es casualidad.

- Que tratándose de una palabreja importada y nueva que ha sido insertada constitucionalmente no obstante las argumentaciones descritas en el acápite anterior, y al aludirse a la Seguridad de todos los peruanos, ha sido de manera forzada incluida en la Constitución y no en el Capítulo XII (De la Seguridad y Defensa Nacional) que es lo correspondería; sino lo han acuñado en el Capítulo XIV (De la Descentralización, las Regiones y las Municipalidades).

- Ese indisimulado propósito gestado con enfoques socialistas, que propone la sustitución de la exclusiva función policial de la prevención e investigación de los delitos y faltas penales; que corresponde a la razón de ser de la misión policial en Perú y en el mundo,  y que es la institución jurídica denominada Orden Público, ha sido prácticamente sustituida por lo conocido ahora como Seguridad Ciudadana, sin que las autoridades municipales, tengan legal y fácticamente la facultad, atribución, responsabilidad legal y constitucional, preparación y capacitación en este ámbito, ni el perfil funcional debido para hacerlo, con lo que se evidencia una clara acción usurpatoria de parte de los alcaldes; sobre todo sustituyendo el rol policial lo que es invasivo, desconcertante como fatal y con lo cual, se explica el caos que estamos sufriendo de violencia generalizada.

- La cosa no queda allí, sino que para mantener la hegemonía de la llamada “Seguridad Ciudadana”, los intereses políticos partidarios han borrado de un plumazo en el artículo 166 donde se alude a la PNP en nuestra carta magna a la Institución jurídica del “Orden Público” -que sí respetaba la Constitución Política de Perú del año 1979- y ésta es una muestra de la silente penetración ideológica que experimentamos todos los connacionales que amamos a nuestro Perú.; y esto no es una casualidad, pues se ha venido sembrando el camino del caos que vivimos actualmente; nos quieren hacer desaparecer en aras de una supuesta “nueva sociedad”

- Pero lo más costeante, es que a la luz del texto del artículo 166 de la Constitución Política de Perú 1993 comprobaremos que al referirse a la finalidad fundamental de la PNP no aparece en dicho tenor la expresión “Seguridad Ciudadana” como responsabilidad funcional de la policía; en este sentido, si aplicamos el axioma jurídico graficada en la Pirámide de Kelsen; cuya jerarquización de las normas es preponderante, vemos por ende, que esta vorágine de la inseguridad ciudadana no sería responsabilidad PNP -léase sí municipal-; por ende, mal se ha  admitido  y consentido que contrariando los mandatos del orden jurídico,  al referirse a nuestra institución policial, se haya incorporado en su normatividad el Decreto Ley 1267 del 16DIC 2016 en su titulo Preliminar en su articulo III inciso 1 como función policial tanto la “Seguridad Ciudadana” como el “Orden Público”  términos que no existen literalmente en el referido artículo 166; y sobre esta última institución jurídica  el Orden Público -que es imprescindible reponer constitucionalmente- para superar este despropósito que en la fecha afecta, la existencia, vigencia y subsistencia de la organización policial cuya naturaleza, imagen y prestigio debe mantenerse incólume al margen de intereses ideológicos y políticos que pretenden manipularla.

Finalmente, por todo lo explicado, ahora estamos frente a una censura del actual Ministro del Interior -que independientemente de las circunstancias y peculiaridades que vemos con estupor y no le favorecen- vemos que en términos reales que son fácticos y jurídicos, se le hace responsable de una tarea que con el nombre de Seguridad Ciudadana, no le corresponde; ahora hay que meditar, en qué nos asegura, que un nuevo ministro engarzado en un aparato gubernamental que no tiene una Política de Estado clara para enfrentar la inseguridad que vivimos, por ende un gobierno que no tiene una estrategia conocida, coherente y efectiva para enfrentar esta crisis y no divagar como viene haciéndose, y hasta de repente la falta de voluntad política para tomar las decisiones que correspondan en el poco tiempo que le queda de mandato gubernamental; se esgrime  políticamente  como tabla de salvación que la solución es la destitución del ministro del interior y designación de un nuevo personaje como titular de este complicado Sector del Interior, donde como dice el título de este artículo basada en toda la confusión descrita en el mismo; la preocupación es que resulte : “El remedio  sea peor que la enfermedad”.SMP 

Nota: Esto es lo que pienso y siento

César ORTIZ ANDERSON

Presidente de APROSEC

www.aprosec.org

Cel.:999316197 / 998160756

Fan Page:  Aprosec-PERU


Comentarios


Suscríbete a nuestro Newsletter

Recibe nuestro Newsletter diariamente registrándote con tu email y mantente informado con las noticias más relevantes del día.

Suscribirme



También te puede interesar


Mas articulos

Gaceta Ucayalina Radio - Música y Noticias
0:000:00